Como os comenté en mi última entrada del blog, mi amiga Virginia venía este fin de semana a visitarme y a pasar unos días por aquí, aprovechando también para dejar aquí currículums.
Bueno, pues ayer por la mañana ha vuelto a España, así que ahora he vuelto a quedarme solito. Aunque he de decir que el fin de semana ha sido bastante productivo.
Empezaré por el principio. El jueves libré, bueno, en realidad trabajé de noche, y me acerqué al aeropuerto a recoger a Virginia. El vuelo llegó un poco más tarde de lo previsto, pero bueno. Al llegar a casa, cenamos comida china, ya que los dos estábamos cansados y no nos apetecía cocinar.
El viernes yo trabajé todo el día, así que Virginia, mapa en mano, aprovechó para acercarse al centro y darse una vuelta por Liverpool One y Church Street, vamos, la zona comercial. Cuando llegué a casa, cenamos un poco de pizza, y me estuvo enseñando las cosas que se había comprado. Nos acostamos bastante pronto, ya que yo estaba cansado por mi día de trabajo, y ella de haberse pateado la zona comercial durante todo el día.
Pero lo interesante comienza el sábado. Ese día nos levantamos por la mañana, y tras desayunar, fuimos al centro. Visitamos el distrito financiero, las Tres Gracias, Albert Dock, los Ropewalks y Chinatown. Tras comer en un chino de Bold Street, quedamos en Queen Square con Xavier, un amigo francés de Virginia. Al principio nos costó encontrarlo, pero lo conseguimos.
A partir de ese momento, la situación fue bastante curiosa, porque Xavier hablaba algo de español, y era capaz de entendernos en español si hablábamos despacio, aunque la mayor parte de las veces yo le hablaba en inglés. Fuimos a Costa, a tomar unos cafés, porque hacía bastante frío. Allí, la conversación se convirtió en una mezcla de idiomas, ya que yo contaba algo a Virginia en español, y si Xavier no lo había entendido, se lo contaba en inglés. También había veces que Xavier intentaba decir algo en español, pero no sabía como, así que o bien lo decía en inglés, o bien le preguntaba a Virginia en francés. Como os podéis imaginar, fue un poco lío.
Con Xavier, tras disfrutar de los cafés, visitamos las catedrales, y quedamos con él más tarde para cenar y salir por el centro. Virginia y yo volvimos a casa, nos duchamos y fuimos al centro de nuevo, ya que habíamos quedado allí con Xavier. Fuimos a The Cavern Club, y allí nos tomamos unas pintas con la música en vivo de un grupo homenaje a Los Beatles. Tras pasar un rato allí, decidimos irnos al Alma de Cuba, un bar de copas que ocupa una antigua iglesia.
Nos dirigimos hacia allí, y al llegar a la puerta no nos dejaron pasar, porque Xavier no llevaba "zapatos" (llevaba unas zapatillas de sport, pero bueno). El caso es que fuimos entonces a Revolution, un bar de copas enorme justo enfrente del Alma de Cuba, donde nos tomamos unas cervezas. A la 1 de la mañana, o por ahí, abandonamos el Revolution para irnos a casa, ya que estábamos bastante cansados, y al día siguiente teníamos intención de ir a Chester.
Acompañamos un poco a Xavier en dirección al hotel, y luego Virginia y yo bajamos andando hasta Chinatown, donde cogimos un taxi para volver a casa. Lo sorprendente fue que el taxi, a esas horas y hasta mi casa, sólo costó 10 libras, bastante barato.
El domingo, después de haber dormido pocas horas, quedamos con Xavier a las 11:30 en Lime Street, para coger desde allí el tren a Chester. Aprovechando que el billete te permite viajes ilimitados durante el día, nos bajamos en Hamilton Square, en Birkenhead, para ver Liverpool desde el otro lado del río. La pena fue que habia mucha niebla, y la vista no era demasiado buena. Aquí os dejo con una fotografía que tomamos desde allí, donde se aprecian, tras la niebla, las tres gracias, los rascacielos y el Albert Dock.
Después, cogimos de nuevo el tren para ir a Chester. Allí, estuvimos visitando la ciudad, y nos cundió bastante más que cuando fui con mis padres, en parte porque ya conocía la ciudad, y también porque no paramos en las tiendas. De esta manera, además de visitar el centro, Chester Rows, y la catedral, visitamos varias iglesias, el castillo, la zona del río, etc. Ese día comimos en el Pizza Hut, aprovechando que con un plato principal de pizza o pasta tenías buffet de ensaladas.
A las 5 de la tarde, mas o menos, cogimos el tren de vuelta a Liverpool, ya que teníamos intención de volver a quedar luego más tarde para ir al Alma de Cuba a tomar unos cócteles. Llegamos a Liverpool alrededor de las 6 de la tarde, y Virginia y yo cogimos otro tren para ir a casa. Quedamos con Xavier en la Central Station a las 8, pero al final se nos hizo tarde, y llegamos a las 8 y media.
Desde allí, fuimos directamente al Alma de Cuba, y esta vez si que nos dejaron entrar. El ambiente era tranquilo, y el sitio era una pasada. Al fin y al cabo, era una antigua iglesia, y había partes que aún se conservaban, como el altar. Allí, nos tomamos unos cócteles que estaban buenísimos. Yo me decanté por uno llamado Banana Punch, que llevaba licores de frutas (mango, plátano, mora, etc), y ron. Estaba buenísimo. Virginia y Xavier tomaron unas capirinhas de coco y fresa. El segundo cóctel fue Chocolate Gateaux para mi y Virginia (estaba buenísimo, llevaba licor de chocolate, licor de mora, vodka negro, nata, etc), y Xavier tomó el que había elegido yo al principio. Aquí os dejo con unas fotos del local, de los cócteles, etc.
El lunes yo trabajaba, así que volvimos pronto, a eso de las 12. Como el lunes trabajé, Virginia y Xavier quedaron en el centro para comer juntos, y visitar el World Museum, que según me contó Virginia por la noche les gustó bastante. Para cenar, yo preparé un risotto de champiñones, y nos acostamos pronto, ya que ambos madrugábamos el martes.
Yo ayer trabajé todo el día, y Virginia se vino conmigo hasta el bus, porque ella cogía el tren para irse al aeropuerto. Así que nada, hoy en trabajado otra vez, aunque sólo por la mañana, y he notado ya el agotamiento de no descansar lo suficiente. A ver si mañana puedo descansar, aprovechando que libro.
